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Opinión A MANO ALZADA… ¿POR VERGÜENZA? Por Eduardo Marnicco (Periodista)

Los diputados de la alianza Cambiemos convalidaron el Decreto de Necesidad  y Urgencia que dictó el Poder Ejecutivo para convalidar la sentencia de muerte de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual aprobada en 2009 tras 25 años de debate y foros  a lo largo y ancho del país por la Coalición por una Comunicación Democrática que le valió al país ser puesto  como ejemplo por el organismo de libertad de expresión en el ámbito de la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos.
En los tiempos de la “escribanía kirchnerista” las votaciones de temas relevantes se realizaron en forma nominal, de manera de conocer los nombres de los legisladores y cómo habían votado. En el caso del que se ocupa esta nota la votación se efectuó a mano alzada.
Los DNU son fruto de la delegación de facultades del Poder Legislativo al Ejecutivo. Una vez dictados deben pasar por el Congreso con el fin de su confirmación o rechazo.
Desde el primer minuto de su mandato, el Presidente Macri utilizó esta herramienta para adoptar en los primeros cien días de gestión las decisiones  que marcan la impronta de un gobierno de derecha restaurador de un modelo de país colonial, excluyente de derechos sociales, laborales, humanos y con una impronta neoliberal indiscutible.
Así lo consagró la elección presidencial que ganó Cambiemos por una exigua diferencia de 350 mil votos. Un gobierno legal cuya legitimidad de ejercicio recién podrá evaluar la sociedad en los comicios de medio término el año que viene.
La ley de medios, aún con las dificultades que tuvo en su implementación integral, resultó un modelo desmonopolizador del mercado de empresas periodísticas groseramente concentrado que se utilizó invariablemente para contrarrestar la batalla cultural durante los tres períodos democráticos completos que encabezó, por sucesivas reelecciones, el llamado kirchnerismo. La ley tuvo en mira  ampliar el espectro y promover voces plurales y alternativas, por ejemplo, con las emisoras en manos de organizaciones sociales, universidades, Estados locales y sin fines de lucro.
El Grupo Clarín, claro exponente de la concentración de medios, respondió con jueces amigos y llevó adelante una ofensiva judicial que trabó la implementación de las líneas rectoras de la Ley de Medios que la democracia se debía desde su recuperación con Raúl Alfonsín en 1983. La confirmación de su constitucionalidad llegó hasta la Corte Suprema de Justicia.
Aunque hoy  vastos sectores de la sociedad perciban la necesidad de pluralismo informativo, la norma legal, valorada por los organismos internacionales, fue clausurada  en una de las primeras devoluciones de favores que el macrismo tributó a Magneto y Cía. Hoy quedaron sin efecto regulaciones del mercado audiovisual y el grupo monopólico está  en mejores  condiciones aún que con el Comfer y la ley de radiodifusión de la dictadura.
Una fuente del Partido Demócrata Progresista de Esperanza, consultada para corroborar el dato, confirmó que la ex concejal del PDP y hoy diputada nacional Ana Isabel Copes,  votó a favor del derribo de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que el socialismo y su senador Rubén Giustiniani habían acompañado para su sanción por amplia mayoría de diputados y senadores en 2009.
Vale recordar que Ana Copes fue compañera de fórmula de Giustiniani en las primarias de gobernador y vice de la provincia de Santa  Fe. Además, cuando ocupaba banca en el Concejo Municipal de Esperanza, se opuso tenazmente a los “superpoderes” que ejercía el radicalismo mientras De Pace era intendente de la ciudad cabecera del departamento Las Colonias.
Lamentables  contradicciones e incoherencias de la profesora de Letras y Humanidades Ana Isabel Copes que, por sus vínculos académicos y profesión docente universitaria, debería haber valorado en sus justos términos  los aportes que las universidades y académicos del país realizaron durante el debate previo que desembocó en la sanción de la Ley  de Medios.
Es entendible su voto por la pertenencia a la alianza oficialista aunque quien suscribe estas líneas duda sobre qué hubiera hecho Pablo Javkin, el ex diputado cuya banca ocupa hasta el año que viene la profesora Copes porque el impulsor de la boleta única en Santa Fe renunció al Congreso para acompañar a la intendenta de Rosario Mónica Fein.
Más decepcionante resulta la mano alzada de Ana Copes para fusilar la Ley de Medios en el  entendimiento de que la formación y honestidad intelectual que en Esperanza se le reconoce, se da de bruces con un acompañamiento a la  obediencia debida por formar parte del gobierno nacional sin reparar en el retroceso que significa acentuar la posición dominante de las empresas periodísticas que operan en la expansión de sus intereses económicos en detrimento de una sociedad bien informada y una opinión pública con capacidad crítica.
Una pena, profesora Copes.

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