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«El teatro independiente es resistencia» por Nora Fernández quien se crio hasta los 15 años en Esperanza

«El teatro independiente es resistencia» por Nora Fernández

nota extraida de  http://subsueloargentino.blogspot.com.ar/2016/08/el-teatro-independiente-es-resistencia.html


El teatro independiente en Latinoamérica es la resistencia, la esperanza. Saltando el cerco de lo doméstico llegué a diferentes países de latinoamericanos, y fue así que desde un teatro de Mendoza salí de gira por los teatros con “Sur-realismo”, claro que he hecho otras cosas, cine, otras obras.
Pero la cosecha más fructífera fue encontrarme con tantos artistas independiendientes, de distintas expresiones fundamentalmente de México y Chile que es donde más estuve y estoy porque se me activó la costumbre de andar saltando vallas y romper fronteras, así que tengo el pasaporte y pagué el peaje para sentirme que soy de acá, y «acá es acá», un lugar de resistencia de artistas.
Hay tantos artistas que no son conocidos por la gente “consumidora de famosos». Hay artistas que viajamos, llevando, trayendo, compartiendo aprendizajes y vivencias de esta, nuestra Latinoamérica. Hay un pavoroso, un meticuloso plan de desbaratar el movimiento de artistas luchando por despertar a un público (numeroso por cierto) que dice: ¡quiero que me despiertes!. 
Y ahí estamos nosotros, los que hacemos uso de la palabra, el cuerpo la mente, las emociones a favor de los que no pueden decirlo. “La tele dice mentiras” dice una canción de Bebe. En el teatro independiente escarbamos y escarbamos, recopilando realidades de acá, otras de allá, las ponemos en una canastita y la entregamos a un público amoroso que nos sigue en nuestro peregrinar. ¡Hay injusticias en el mundo! las vi. Hay desigualdades, represión, avaricia de un mundo capitalista fascista y adormecido por los medios. El teatro es del pueblo, para el pueblo.
– ¿De que trabaja usted?-me preguntó el señor del taxi. -Soy actriz – le respondí.
Miró por el espejito: ¿cómo se llama? ¿trabaja en televisión?
-Muy poco señor… soy actriz de teatro. 
-¿Ahora va actuar? -Si a la casa Violeta- le respondo.
-¿Es un teatro? -Si, un centro cultural de unas actrices mendocinas, 
-Ahh (dice el señor) mmmmmm  no lo conozco… 
-Pues debería! Allí como en todos los centros culturales y salas de independientes de Mendoza usted puede encontrar a sus artistas diciendo lo que usted tiene ganas o necesidad de decir pero no sabe cómo. Y ahora lo quieren cerrar… 
-¿Por qué? -Porque están en todo Latinoamérica cerrando estos espacios, es un plan sistematizado para que usted no lo conozca, para separarlo de nosotros y que solo nos vea por televisión. 
El señor taxista no me entendió o quizás sí, pero en cada aeropuerto, terminal de bus, estación de servicio, estación de tren, madrugada frio o calor, cualquier país, lugar, pueblo o ciudad, es mi trabajo «militar» para dignificar y honrar el destino que nos ha tocado. Andar por el mundo cantando las 4 frescas, denunciando, haciendo de humor de lo que de humorístico no tiene nada.
No es fácil, hablar de los derechos humanos, del derecho de los trabajadores, del derecho de los niños, de la unión de mujeres latinas para denunciar la todavía cultura machista. Y sí… Nosotros tocamos temas profundos, que la tele esconde, calla, disimula;  pero son temas que nos golpean con realidad, temas a los nadie escapa, su destino. 
 
 
Seguimos con el famoso  estigma de los «zurditos loquitos que defienden utopías». Y sí, hay alguien que nos impulsa como una patada en el traste, es “la señora utopía” como le llama Serrat. La loca idea de informar, informarnos, despertar y despertarnos para que el mundo sea más justo, más humano, mas amoroso igualitario, es un acto revolucionario en estos tiempos de famosos y medios masivos de comunicación. 
Ya no obedecimos el mandato  “Sí estudiaste 6 años en una universidad teatro, ahora tenés que ser exitosa famosa”. ¿Y si no quiero eso? ¿Y si quiero cambiar el mundo porque tengo un complejo de mesías? Mi terapeuta insiste: sólo debo hacer lo que sienta en mi corazón.
 
 
¿Sabe qué? Si el teatro que expresa los sentimientos más puros del Pueblo, no hace nada para contrarrestar estas políticas sociales, culturales, educativas, que adormecen las mentes y los corazones de niños, jóvenes, ancianos, humanos de esa tierra. Si no nos reímos del mal gobierno, y desnudamos con humor su ridícula manera de gobernar para exclusivos y famoso, entonces estamos condenados a repetir sin pensar y sin soñar lo que la tele nos dicta. Por eso, me asumo como “todos”, que soy “todos”: soy teatro, soy lucha, soy amor. No me cayó nada y sepa que el  último bastión de esperanza es el teatro. 
Así que voy a seguir, hasta subirme viejecita, riéndome de lo que nos han inventado, para que lloremos. No señor, llore usted pero también despierte, cuestione, critique, imagine, sueñe y transforme. ¡No me rindo!  Y si me pone otro cerco, otra valla, la voy a saltar porque he visto y veo la patraña de manipular desde los medios, a hombres y mujeres ninguneando su vida, nuestra vida. 
 
-¿Deque trabaja usted? – me preguntó el señor del taxi
-Soy actriz – le respondí.
Miró por el espejito: – ¿cómo se llama? ¿trabaja en televisión? 
-Muy poco señor… soy actriz de teatro.- y me quedé pensando cuando fue la última vez que este señor fue al teatro…
«SUR – REAL- ISMO»  significa: las REALIDADES del SUR con sus ISMOS, machismo, racismo, fanatismo, etc.
Fue estrenada el 10 de septiembre de 1993 en la ciudad de Mendoza. Cuenta con 16 años en cartelera, sin interrupción, 6000 funciones en once países (Argentina, Chile, Suecia, Francia, España, México, entre otros), 21 premios internacionales (Mujeres del teatro en 1998, Premio APES en el 2000, Premio Violeta Parra y Premio estrella de Mar, son algunos) y más de un millón de espectadores.
NORA FERNANDEZ su protagonista y autora, encarna magistralmente siete personajes femeninos y nos devela desde la mujer que debe compaginar un cargo ejecutivo político con la de los deberes maternales; una madre soltera y pobre;una adolescente que nos demuestra desde su frivolidad, nuestra propia falta de compromiso; una paralitica cerebral que es un canto a la vida; una niña hija de padres separados; una mujer esotérica que desnuda nuestra propia necesidad en la búsqueda de lo místico y una mujer que desnuda su alma ante su pareja.
Mezclando impecablemente técnicas, géneros teatrales y literarios este espectáculo hace un recorrido por personajes tan humanos como contradictorios, en donde la actuación se impone a la palabra escrita. El lenguaje toma cuerpo y nos muestra la madurez emocional de la actriz para expresar un flujo de pensamientos. En esta obra se dicen cosas con  inteligencia, con talento, sentido estético, expresivo y teatral; pero fundamentalmente dichas con el corazón, con sangre, con el alma y con sinceridad. Logra como sólo ella sabe hacerlo, darle al arte su lugar: para Nora Fernández ser artista es  la expresión genuina de amor del alma.

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