“Dellaporta suma a la vieja política y eso es sinónimo de retroceso” señalan los ediles justicialistas.

 Desde hace mucho tiempo los esperancinos cambiamos la manera de entender la práctica política, enterramos para siempre la práctica sectaria que beneficiaba a unos pocos y, honrando a nuestro gen fundacional, la gran mayoría entendimos que sólo se avanza con el trabajo conjunto, que las diferencias sirven para complementar y hacer del resultado final algo más grande y mejor para todos.Así muchos creyeron que en Dellaporta, por fuera del viejo radicalismo, encontrarían una figura de renovación. Lamentablemente a la luz de los resultados de este primer año podemos afirmar, sin equivocarnos que Dellaporta vino a sumar a la vieja práctica política, esa que supone que para que le vaya bien a un sector político le debe ir mal al otro, incluso a costa de los vecinos de la ciudad que ven atónitos como cambian nombres pero siguen las prácticas anacrónicas.
La posición de los concejales del “NEO-PS” es aquella mueca política que entiende que desnaturalizar la tributaria desfinanciaría al ejecutivo municipal y por ende lo haría débil para obtener réditos políticos partidarios.
El rol que asume Dellaporta es una nueva falta de respeto para con la ciudadanía ya que los recursos de la tributaria son de todos y vuelven a todos de la mano de políticas públicas que fueron trazadas por el gobierno electo, para plasmar en el día a día con estos recursos una manera distinta de hacer política, una manera que obtuvo el apoyo popular mayoritario.
Desde siempre nuestro bloque y el ejecutivo dio muestras del trabajo en conjunto, del pluralismo en el debate, no logrando tener nunca enfrente políticos que comprendan este nueva manera de entender la política, no logramos nunca poder debatir con dirigentes que estén a la altura de las circunstancias, en este caso lo de Dellaporta nos apena y mucho porque es una nueva muestra de atraso.
Los concejales Dellaporta, Comesatti y Camissi mienten al explicar las modificaciones tributarias, los cálculos que aducen son incomprobables y, es más, benefician puntualmente a un multimedio, quien sabe qué “toma y daca” hay detrás de este particular retoque de la ordenanza.