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Fallecio un personaje de Esperanza Víctor Manuel Mandón 87 años . Aqui nota del 2006 Edición Uno de José Lopez

Me llamo Víctor Manuel Mandón

17-02-2006

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Nací en Esperanza, en Rivadavia a media cuadra de ruta 70. Allí mi padre tenía su peluquería, el fue Bernabé Mandón”.
Con una pregunta de rutina abrí el diálogo con un personaje de aquellos, como suele decirse para “entintar” algo fuera de lo común. En este caso una persona singular. En el transcurso de la conversación mezclé atrevidamente sentimientos de mi infancia, en tanto Don Víctor hizo de su relato un muestrario de nuestra ciudad del ayer muy distinta. Era otra forma de vida, con calles sin el tránsito vehicular de hoy, y con permiso me animo a decir que “olía” a bicicletas. Sonaba a ruedas de carro sobre el asfalto, de repartidores a domicilio. Se podía ver a los trabajadores municipales “escobillando” el estiércol de los caballos de tiro y de montura. Ya se iban los cuarenta y un gallego  pregonaba “El Orden”.
“Mi viejo vino de Gaboto, un pueblito de la provincia. Yo, de pibe “changueaba” vendiendo caramelos y también fui “canillita” – siguió contando Mandón- y después, ya muchacho, trabajé en las abejas con el Capitán López y en la soguería de Heisser frente al convento Santa Catalina. Fui a la escuela Aarón Castellanos hasta 4to. grado nomás, éramos muchos hermanos y había que “laburar”. De ellos viven Adolfo y Angélica”.
La fama local de Mandón dio vueltas alrededor de su condición de cantor animador de boliches o donde quisieran escucharlo y de serenatas ventana a ventana. Pero quedó en la memoria popular la anécdota de una orquesta de predicamento que lo tentó para que fuera su cantante. Las versiones tomaron vuelo con la velocidad y el humo de las fantasías. Se dijo que hubiera podido triunfar en Buenos Aires y mucho más, que no sucedió. A la única verdad la cuenta su dueño, que no podría ser desmentido si se le hubiese ocurrido inventar un argumento canalla. Supe aquí que su camino fue tal como lo contó.
“En aquellos tiempos andábamos por todos lados con el “Negro” Aguirre, “Cholito” Bravo, “Caburé” Sosa y a veces con el rengo Miguel Escobar. Todos enormes guitarristas. Nuestro repertorio tenía chamamé y tangos, de estos me encargaba yo, “Caburé” de lo otro. Tocábamos seguido en el bar de Vanderali, en Janssen y ruta 70. Otro lugar, el bar de Tiani frente a la YPF del centro, que daba pensión. Una vez gané un concurso en un parque de diversiones y el premio fue una actuación en Radio Roca Soler (hoy LT9), esto nos hizo conocidos en la zona. Mediante el auspicio de Casa Catena nos presentamos otras veces por la emisora santafesina. Tocábamos en clubes y especialmente en estos parques que venían seguido, y no lo hacíamos gratis, algún peso siempre había. Yo cantaba el estilo “Gardel” con un registro bastante bueno”.
Me quedé con el último párrafo de este señor bajito, de gorra y anteojos gruesos, que marcó una época de bohemia que difícilmente vuelva. Las orquestas y los cantores arrastraban por esos días la adhesión de mucho público. Víctor Mandón y sus amigos llevaban su propuesta arrabalera donde se “cuadrara” la ocasión, en los suburbios o por el centro, pero era constante el favor de las barriadas.
Aquella fábula que no cristalizó su ilusión no fue menor. El ofrecimiento existió y hubo una prueba. Todo estuvo bien, lo esencial era la voz y la entonación, pero el maestro aquél no lo aceptó porque su “presencia” no concordaba con el parámetro de una figura del género. Ante la inapelable decisión, Mandón no insistió y quedó sin ese peldaño del escalafón tanguero, culpa de la pinta.
Roque, uno de sus hermanos jugó en la 3ra de Juventud. Paulino fue maestro de escuela y tuvo un hermanastro, Bernabé, posterior al fallecimiento de su madre, Rosa Escalante, oriunda de San Lorenzo. En su vida de “changas” trabajó Don Víctor en la junta de maíz y de quintero por la zona. En Gral. Roca fue apicultor nuevamente sin olvidar su “metejón” natural de cantor. Le pregunté por su tango favorito y “arrancó de una” con: “Rechiflau en mi tristeza hoy te evoco y veo que has sido, en mi pobre vida paria solo una buena mujer”. Recordé que la picardía popular aún cuenta que, cantar a capella tenía un precio y con guitarra el doble, y que Mandón pedía una escoba para simbolizar el instrumento. En el final -repito- cantó este éxito del “Mudo” fallecido en Medellín. “Los morlacos del otario los tirás a la marchante, como juega el gato maula con el mísero ratón”. Y en honor a su verdadera historia cerró la interpretación con el clásico acorde “machacón” de la vieja guardia de Barbieri y el propio “zorzal” criollo. ¡Ram!, le sonó a un desprevenido que pasaba. Pero de los labios de Mandoncito se escucharon las seis cuerdas de una nostálgica viola orillera. Yo las oí.

por José López

FALLECIÓ : Viernes  1°  de Abril 2016 en Esperanza
Victor Manuel Mandón  EDAD 87  años
SALA VELATORIA: ” B ” San Martin 2522
SERVICIO FUNEBRE: Acastello y Rosso.
SEPULTURA : Sabado  2 Abril  HORA  9 ,00
CEMENTERIO  Esperanza
OFICIO RELIGIOSO:  Capilla del Cementerio
CASA DE DUELO   Arist. del Valle 1844  Esperanza

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