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Un estudio de la UNL indica que el 34,1% de los vecinos de la capital de la provincia tienen presión alta.

 Uno de cada tres santafesinos padece hipertensión arteria

Un estudio de la UNL indica que el 34,1% de los vecinos de la capital de la provincia tienen presión alta. No ha podido demostrarse que esté relacionado con su condición socioeconómica.

 

Uno de cada tres santafesinos padece problemas de hipertensión arterial, según un trabajo reciente de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). De acuerdo con la investigación, en la capital de la provincia existe una tendencia a que el problema se dé mayormente en personas con condiciones socioeconómicas más desfavorecidas.

Según contó el médico Federico Galluccio, a cargo del trabajo y docente de Clínica Médica en la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la UNL, la hipertensión arterial es un importante problema de salud pública a nivel mundial, al punto de que cerca de mil millones de personas la padecían en el año 2000. Para 2025 esta proporción sería cercana al 29% de la población del planeta. Es un factor de riesgo mayor para enfermedad cardiovascular y ha sido reconocida como el principal factor de riesgo de muerte y una de las más importantes causas de morbilidad.

La investigación de la UNL intentaba conocer qué prevalencia, es decir, qué cantidad de casos de hipertensión arterial había en Santa Fe en el año 2015, para lo cual se usó la división por distritos establecida para la ciudad. “Hay mucha bibliografía que indica que la hipertensión se relaciona con condiciones socioeconómicas desfavorables, que es algo que también quisimos constatar en la ciudad”, sostuvo Galluccio.

“Tomamos una muestra de la población de la ciudad de Santa Fe, la dividimos según distritos electorales y realizamos encuestas. Teniendo en cuenta los locales de votación, asignamos al azar los lugares a los que debíamos concurrir para dar más rigor científico al estudio, y fuimos a hacer las preguntas que estaban preestablecidas. Contamos con la ayuda de voluntarios universitarios”, continuó.

Galluccio afirmó que hicieron 590 encuestas en las elecciones nacionales de agosto y octubre de 2015. Las personas fueron localizados por zonas, ya que se les preguntaba sobre las intersecciones de los domicilios para hacer una georreferenciación. De esta manera, cada individuo fue localizado en un mapa de la ciudad.

De acuerdo con Mariano Stang, otro de los médicos que participó del trabajo, los resultados indican que uno de cada tres encuestados, el 34,1 por ciento, registraban presión alta, una cifra que coincide con lo reportado por la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2013, elaborada por el Ministerio de Salud de la Nación.

 

Condiciones socioeconómicas

Los médicos comentaron que estudios internacionales indican que las condiciones socioeconómicas son determinantes para la hipertensión. “Considerando que las personas del oeste y suroeste de la ciudad suelen tener condiciones económicas más bajas que las del resto, esperábamos encontrar más personas con hipertensión en esos lugares”, planteó Stang.

“Sin embargo, no se puede demostrar científicamente una asociación  entre la condición socioeconómica y la hipertensión, pero sí una tendencia a que los niveles socioeconómicos más bajos presentaran más hipertensión. Para medir el nivel socioeconómico utilizamos una herramienta denominada Escala de Graffar modificada, que nos divide en cinco grupos o estratos sociales, y la comparamos con los casos de hipertensión”, ahondó.

Galluccio acotó que la muestra era lo suficientemente representativa como para que el estudio tuviera valor científico. Además, el margen de error calculado fue bajo. “Quizás en nuestra población la hipertensión no tenga que ver con el nivel socioeconómico, sino que esté asociada más que nada con factores genéticos, hereditarios u otros. Sí encontramos relación con la edad, aunque es una relación que ya está muy demostrada”, afirmó.

 

Score

Ya entre 2009 y 2012 los investigadores habían hecho un estudio en la ciudad de Santo Tomé. En esa ciudad encuestaron a vecinos en distintos lugares, donde además de medirles la presión arterial, se registraba su peso, altura, entre otros datos. También se registraban sus domicilios y teléfonos para hacerles un seguimiento y volver a controlarlos anualmente.

Ese trabajo sirvió para validar un puntaje llamado Score de Riesgo de Hipertensión Arterial a corto plazo, labor que se finalizó en 2013. “Validar significa ver si algo que se investigó en otro lugar es aplicable en el nuestro. En este caso se trataba del Score de Framingham, un puntaje que cuantifica qué posibilidades tiene una persona de desarrollar hipertensión arterial en un corto período de tiempo, en cuatro años, y que fue desarrollado en Estados Unidos. Queríamos ver si ese puntaje nos servía para conocer la situación aquí”, destacó Galluccio.

En este sentido, comprobaron que el score puede ser de utilidad, aunque no con la misma cantidad de variables que usan en Estados Unidos, sino con menos. “Ellos evalúan, por ejemplo, si hay antecedentes de hipertensión, el sexo, si la persona fuma, la edad, el nivel de presión arterial en el momento y el índice de masa corporal. Sin embargo, vimos que sólo algunas de esas variables podían predecir en nuestros pacientes el desarrollo de hipertensión a corto plazo”, señaló.

“La edad es una de las variables que nos ayuda a predecir la hipertensión a corto plazo. También la presión en el momento de ser medida, ya que una presión más alta indica más posibilidades de que haya hipertensión en el futuro. La tercera variable es el índice de masa corporal (relación entre peso y talla), ya que las personas con más obesidad tenían más posibilidades de desarrollar hipertensión que las que no lo eran”, enfatizó Galluccio.

Según el médico, la hipertensión no es una enfermedad en sí, sino un factor de riesgo, es decir, una condición que si está presente nos aumenta las posibilidades de tener enfermedades cardiovasculares. “La cifra de presión arterial por sí sola no es lo más importante, sino el contexto del paciente teniendo en cuenta su sexo, su edad, su peso o sus antecedentes, entre otros”, finalizó.

Los resultados del trabajo fueron enviados a la Revista Panamericana de Salud Pública, una publicación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), además de haber sido publicados en diferentes congresos y jornadas de alcance internacional, nacional y local.

 

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